Tienes que ir al médico?

Si no estás bien tienes que ir al médico, es lo que llevo escuchando toda mi vida y es lo que suele hacer la gente cuando no está bien: ir al médico para que le den una solución a su problema.

Yo era muy reticente a ir al médico, de hecho, tardé más de un mes en ir al médico cuando tuve mis primeros brotes. Estaba intentando buscar remedios por mi mismo: pomada, pastillas… no beber cerveza durante dos días… pero ninguno iba bien, aunque el más acertado era el de las cervezas, pero el tiempo que le aplicaba no era el óptimo.

Cuando ingresé, tengo que decir que el trato profesional que tuve fue excepcional, sobre todo por el equipo de enfermería que siempre estaban cuando los necesitabas, y también por parte del equipo médico. Cuando estás en un hospital ingresado no se escatima en pruebas ni en tiempo dedicado al paciente, y si tienes un accidente o hay algo urgente que tratar no hay mejor lugar que las urgencias de un hospital.

Pero en un hospital no te pueden arreglar de un día para otro los malos hábitos que llevas desde hace más de 10 años; no existe una pastilla mágica que te cure, no existe y punto. Y de eso me di cuenta cuando vi que nada de lo que aplicaba funcionaba. Yo esperaba una solución en forma de pastilla que me dejara perfecto y que me permitiera volver a hacer vida normal.

El problema era que mi vida normal no era para nada normal y esto, amigos, es así: comer pan varias veces al día, beber alcohol a diario, comer más de 3 veces al día, trasnochar, dormir poco y mal, no estar en contacto con la naturaleza, comer cereales, y muchas cosas más no es normal, pero te tienes que dar cuenta.

Si alguien lee hasta aquí y no ha pasado por un proceso como el que pasé yo, me va a tachar cuando menos de talibán, negacionista y muchas cosas más, pero me da igual, hablo desde mi experiencia y lo que yo viví y me funcionó.

A día de hoy sigo evitando las celebraciones con comida, regadas de cerveza y a horas fuera de lugar, lo hago porque simplemente no me sé controlar. Cuando bebo una cerveza, mi cerebro me pide más y puedo llegar a beber más de 5 con toda facilidad, y en ese momento la comida entra en mi cuerpo sin ningún tipo de control. Es por eso que a veces tengo que cortar por lo sano y ser radical con lo que como.

Pero estábamos hablando de ir al médico, y yo durante un año fui a muchos médicos y lo que más me sorprendió fue la respuesta de mi reumatóloga: “No tienes que leer tanto y vamos muy mal de tiempo para estar respondiendo tus preguntas.”

En aquel momento vi que algo no funcionaba. ¿Cómo que no tengo que leer tanto? Cuanto más lea y más sepa de mi condición autoinmune mejor, ¿no? Pues no, ella quería que me tomara mis pastillas y que la visita no durase más de 7 minutos.

Pues aquí, en contraposición a las urgencias del hospital, tengo que decir que a mí esto no me funcionó. Yo necesitaba respuestas, leer y más de 7 minutos de consulta.

Aquí fue cuando empecé a buscar ayuda profesional por otro lado, ayuda que no bajaba de 80€ la hora, esto en el 2015. Pero dicen que la sanidad es pública y pagada con nuestros impuestos, pero al final, si quieres algo más, hay que pasar por caja.

Para resumir, fui a dos especialistas, un terapeuta y una nutricionista especializada en autoinmunes, y ahora, con el paso del tiempo, veo que esta aproximación de salud es lo mejor. Y si tengo que elegir solo uno, me quedo con la nutricionista especializada en autoinmunes, y me quedo con la última ya que tenía un plus que no tenía ni la reumatóloga ni el terapeuta, y es que había pasado por una autoinmune y sabía lo que era sufrir.

Dudo que mi reumatóloga supiera lo que sufríamos los enfermos de artritis, no lo había padecido, y ella puede tener mil títulos académicos, pero el título del sufrimiento no lo tiene, y con las respuestas que daba no se la veía muy empática. Tampoco quiero decir que todos sean iguales, estoy seguro que hay muchos empáticos y buenos profesionales, pero yo solamente cuento lo que me pasó, y las reflexiones que escribo están muy meditadas. Y como tampoco sé si algún día alguien las leerá, las escribo sobre todo para mí.

En el próximo capítulo hablaré con más detalle de la nutricionista y la diferencia de trato y cómo me funcionó. Pero eso ya será la semana que viene… espero.

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