Nunca había oído hablar de la Artritis Reumatoide hasta que, haciendo una formación de programación por las tardes, conocí a una persona que tenía verdaderos problemas de movilidad. Le costaba subir las escaleras, cojeaba de forma ostensible y tenía las manos dobladas, cosa que le impedía teclear con normalidad.
Un compañero mío de trabajo lo conocía personalmente y me comentó que padecía de una enfermedad, artritis reumatoide, era una enfermedad incurable y tenía que convivir con ella toda la vida.
Recuerdo que le dije que me moriría si algún día me tocaba vivir con esa enfermedad, en aquel momento pensaba que las enfermedades eran una cuestión de suerte, te toca o no te toca, y a este señor por desgracia le había tocado.
Calculo que unos 4 años después, hacia febrero del 2016, tenía una cita en reumatología, ya he contado que los síntomas regresaban cada vez que dejaba de tomar corticoides y desde el hospital me remitieron a la especialista.
Al entrar recuerdo sus palabras, “Bueno, esto se te ha cronificado, suponemos que es una especie de artritis reumatoide,” yo llevaba sospechando de ese diagnóstico durante meses, pero no pensaba que me lo fuesen a asignar de esa forma, yo esperaba más pruebas, pero en una consulta de 7 minutos me fui con una receta de metotrexato y con la instrucción de dejar los corticoides, pero que si me encontraba mal podría llamar a un teléfono para pedir ayuda.
De todas formas me dijo una cosa que creo que en aquel momento fue la única que me ayudó, y fue que no podía beber alcohol, yo que venía del mundo de las comidas copiosas en fin de semana, que solían empezar los jueves, no me podía hacer a la idea de cómo iba a vivir a partir de aquel momento, ¿cómo podría comer una paella sin vino? No era consciente de que lo que realmente me estaba matando era ese estilo de vida, eran los 130 kg que cargaba a mis espaldas, el estrés y una vida sin un rumbo claro.
Al salir busqué información acerca del metotrexato y cuando vi lo que me iba a meter en el cuerpo creo que empeoré y me vinieron unas fenomenales inflamaciones.
¿Qué es Metotrexato y para qué se utiliza?
El metotrexato es un medicamento que se utiliza para tratar una variedad de condiciones médicas, incluyendo la artritis reumatoide, la psoriasis, la pitiriasis aguda liquenoide y variceliforme, el pénfigo, la esclerodermia, la vasculitis y otros procesos inflamatorios y neoplásicos.
Características
El metotrexato es un ácido débil que se elimina por vía renal y puede ser administrado oralmente o por vía intravenosa. Es un fármaco antirreumático modificador de la enfermedad (FAME) que se utiliza para tratar la artritis reumatoide y otras condiciones inflamatorias.
Efectos adversos
Algunos de los efectos adversos comunes del metotrexato incluyen:
- Fatiga
- Dolor de cabeza
- Nausea
- Vómitos
- Diarrea
- Problemas de digestión
- Alteraciones en los resultados de los análisis de sangre (como la disminución de glóbulos blancos y plaquetas)
- Problemas hepáticos (como la elevación de los niveles de enzimas hepáticas)
Contraindicaciones
El metotrexato puede ser contraindicado en personas con:
- Problemas hepáticos graves
- Problemas renales graves
- Infecciones activas
- Problemas de la médula ósea
- Embarazo o lactancia
- Historia de reacciones adversas graves al medicamento
Uso en artritis reumatoide
El metotrexato es un tratamiento común para la artritis reumatoide y puede ser utilizado en combinación con otros medicamentos para controlar los síntomas y prevenir la progresión de la enfermedad. Es importante seguir las instrucciones del médico y realizar controles periódicos para monitorear los efectos adversos y ajustar la dosis según sea necesario.
En resumen, el metotrexato es un medicamento que se utiliza para tratar una variedad de condiciones médicas inflamatorias y neoplásicas, pero debe ser utilizado con precaución y bajo la supervisión de un médico debido a sus posibles efectos adversos y contraindicaciones.
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Pues nada al llegar el sábado me tomé mi ración de corticoides y de metotrexato y recuerdo que sentí como si me fuera a morir, todos los efectos secundarios llegaron de golpe, fuí a ver un partido de futbol y me pasé todo el partido temblando, me metí en la cama y solo quería que pasara el tiempo… y por supuesto no noté ninguna mejora.

A la semana regresé a la consulta de la reumatóloga y le conté el descubrimiento que había realizado sobre el metotrexato, le dije que había leído que tenía unos efectos secundarios terribles y que me sentaba fatal, su respuesta fue demoledora: “no tienes que leer tanto…” y que pasaríamos a los inyectables. Ante esta respuesta callé y pensé tengo que salir de aquí como sea.
Estuve un año así, y la verdad es que hubo mejoría pero no por las inyecciones sino por el hecho de dejar de beber y perder más de 30 kg en menos de un año, creo que bajé hasta los 96, pero las inflamaciones seguían y no encontraba ninguna solución.
Recuerdo que un amigo me comentó que tenía que mirar el tema de la alimentación, que una compañera suya mejoró mucho la artritis vigilando lo que comía, en aquel momento tengo que decir que me pareció una auténtica tontería, ¿qué tiene que ver lo que comes con que se te inflamen las manos?.. juro que pensaba eso con todo convencimiento, a día de hoy cuando me viene ese recuerdo no puedo creer que fuera tan ignorante en ese sentido, pues ahora sé que todo lo que nos pasa en nuestro interior tiene que ver con lo que comemos, y con otras cosas también, pero la nutrición es fundamental y a día de hoy no tiene nada que ver la forma con la que me alimento con la de aquellos años.
Pero todo esto irá cogiendo sentido cuando cuente lo que me cambió la vida, pero eso ya será en otra entrega que espero que no tarde tanto a publicar como esta.